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Minería y recuperación de uranio en Nuevo México

Desde mediados del siglo XX hasta la década de 1980, Nuevo México fue un centro neurálgico de la minería del uranio. Sin embargo, a medida que la industria disminuía en la década de 1990, numerosos yacimientos quedaron abandonados, lo que generó problemas medioambientales y sanitarios. Consciente de ello, Nuevo México ha puesto en marcha un plan integral para abordar estos yacimientos de uranio abandonados.

Nuestro trabajo continúa. Es crucial aclarar que, mientras nos ocupamos de estos lugares más pequeños y olvidados, nuestro trabajo en los lugares permitidos está en curso y continuará junto con nuestro nuevo enfoque en estas áreas abandonadas. La distinción es importante: la Sección de Cumplimiento Ambiental Minero del NMED seguirá avanzando en los esfuerzos de recuperación de los emplazamientos permitidos, mientras que esta iniciativa independiente se centra en los emplazamientos abandonados. Nuestra misión es remediar las minas de uranio abandonadas en Nuevo México a través de la colaboración y la innovación, protegiendo la salud pública y creando oportunidades económicas para las tierras públicas y privadas.

Esta nueva estrategia se centra en al menos 50 lugares desatendidos que no están incluidos en ningún programa de limpieza federal, estatal o tribal y no tienen responsables identificados. Nuestro principal objetivo no son los lugares que ya se están limpiando mediante procesos regulados, sino los que se han pasado por alto o carecen de financiación para iniciar la rehabilitación.

El reto que tenemos por delante es inmenso y requiere un planteamiento polifacético. Se trata de identificar los lugares desatendidos y conseguir financiación y recursos sostenibles. El plan exige un esfuerzo de colaboración que reúna a los gobiernos federal, estatal y local, las naciones tribales y otras partes interesadas para garantizar que estos lugares se rehabiliten de forma eficaz y segura. Esta iniciativa marca un nuevo capítulo en el compromiso de Nuevo México de abordar el legado medioambiental de su era de minería del uranio.

Es crucial proteger la salud pública y restaurar el medio ambiente en las zonas afectadas. El éxito de este programa depende de un seguimiento continuo, recursos dedicados y una mano de obra comprometida, todos ellos trabajando por el objetivo común de sanar estos paisajes desatendidos.

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